miércoles, 25 de enero de 2017

Disfrutando de los sentidos VIII..., "De Madrid al cielo"


Hay un conocidísimo dicho o piropo alusivo a la capital de España, "De Madrid al Cielo", cuyo origen es algo difuso. Al parecer, pudo hacerse famosa esa expresión a finales del s. XVIII a raíz de las reformas que llevó a cabo Carlos III para embellecer la ciudad. Gracias a ellas, Madrid dejó de ser la anticuada villa castellana y pasó a convertirse en la regia capital de un vasto imperio.  Luego llegaría eso de que "en México se piensa mucho en ti" tras repetir tres veces el nombre de la capital en la inmortal composición del maestro Agustín Lara. No obstante, esa transformación también se produjo en otras hermosas ciudades españolas, especialmente a través de los ensanches y cambios urbanos que tuvieron lugar en la segunda mitad del s. XIX, caso de la conspicua y bella Barcelona. Pero ahora centrémonos en Madrid. 
Durante los días 20, 21 y 22 de enero hemos estado en Madrid para 
Resultado de imagen de imágenes Almacén de Pontejosque nuestra hija, que tenía que hacer un curso durante un mes, se instalase en dicha capital. Además de pasear por una ciudad que nos es bien conocida, hicimos compras y disfrutamos de buenas viandas en distintos lugares de la villa. La primera noche, la del viernes 20, bastante fría por cierto, nos entonamos en un local de toda la vida, Casa Paco, muy cerca de la Plaza Mayor, fundado en los años treinta de la centuria pasada, bien atendidos en un ambiente que respira tipismo y entre fotografías de campanudos personajes de los últimos cien años que visitaron y comieron en él. Una sopa de ajos, verduras a la parrilla y una verbena de ibéricos contribuyeron al fin propuesto para, a continuación, retirarnos al piso en el que se ha instalado nuestra hija para descansar. Por la mañana del día 20, muy temprano, fuimos hasta la cercana Plaza de Pontejos para entrar en el Almacén de Pontejos, mercería sin par que nos recomendó nuestraami
amiga Toñi Rivero Olmedo, que también nos había sugerido la visita a Casa Paco. Se trata de un almacén, verdadero cajón de sastre, en el que podemos encontarr absolutamente de todo: lanas, cuentas para collares, agujas de toda naturaleza, hilos, material para manualidades, plantillas para punto de cruz..., y más. Muy cerca, en la misma plaza, también muy bien surtido y más moderno, se los Almacenes Cobián, que no van a la zaga del anterior en abalorios, bisutería, etc.

El resto de la mañana lo dedicamos a pasear por barrios y calles típicos madrileños: Fuencarral, Hortaleza, etc., hasta llegar a Castellana y allí, en su número 35, encontramos una interesante experiencia culinaria: Luzi Bombón. Se trata de un restaurante sobriamente decorado, magníficamente atendido y con unos platos muy recomendables. Para cuatro pedimos una especie de sushi de changurro, una crema de boletus con foie, trufa y un huevo revuelto, paletilla de cabrito, salmón a la plancha y pato pekinés, todo exquisito; de postre, al centro, dos tartas de chocolate y zanahoria sencillamente gloriosas. Una vez terminamos el almuerzo, hacia las 14:30 H, tomamos dirección hacia el cercano Santiago Bernabéu con el fin de ver el partido Real Madrid-Málaga, para el que ya habíamos reservado entradas.
Partido regular, con un Málaga peleón que puso en apuros al Real, nuestro equipo, reconociendo que no hizo precisamente muy buen partido, hasta el punto de que acabó pidiendo la hora (2-1). El fútbol, pasión de dos de nosotros (Javi y Víctor), secundados por Carmen y Ana, es un espectáculo por todo, por lo que ocurre dentro del campo, en las gradas y fuera del mismo, más aún en un espacio como el de Chamartín, lugar privilegiado que probablemente haya visto el mejor fútbol del mundo a lo largo de su historia (Diestéfano, Kopa, Rial, Santamaría, Gento, Amancio, Santillana, Juanito, Butragueño, Michel, Raúl..., hasta llegar a Cristiano en la actualidad. Terminado el partido nos acercamos a unos conocidísimos almacenes, El corte inglés de Castellana para, finalmente, mirar
y no hacer compras. Tomamos café y desde Nuevos Ministerios, en metro, volvimos hasta Sol. En esta ocasión no hubo cabida para las visitas culturales que tanto nos gustan a Maricarmen y a mí, autores de este blog, que sí hemos hecho en ocasiones anteriores: Prado, Thyssen, Reina Sofía, Museo Arqueológico..., y a las que volvoremos en otro viaje.
La trade la dedicamos a pasear por Gran Vía y la Carrera de San Jerónimo y hacia las 20:30 H, cerca de esta última, en Ventura de la Vega nº 10, nos dispusimos a cenar en un asador que nos recomendaron y que resultó una elección acertada:
La Cabaña Argentina. El lugar, acogedor, el personal, atento y experto, y los platos exquisitos: Chorizo criollo con chimichurri, lomo alto (para Javier), solomillo de ternera (para Ana), entrañas (para Víctor) y pata de pulpo a la brasa con yuca (para Maricarmen), todo acompañado de patatas a la brasa, pimientos asados y de excelentes vinos argentinos y del país (cervezas Quilmes y tintos para Javier y Víctor, Coca-Cola para Ana y vino blanco en el caso de Maricarmen).
Todo bien con la salvedad de que Maricarmen, cuando nos íbamos, cayó por una escalera de tres escalones con el consiguiente susto pero que, afortunadamente, todo quedó en nada. Por cierto, el personal se mostró atento con nosotros pero nuestra hija (médico), tras comprobar que movía las articulaciones sin dificultad, los tranquilizó también a ellos. 
Tras un paseo, nos retiramos a descansar. El 22, domingo, era nuestro último día de estancia en Madrid. Después del desayuno volvimos a pasear y, ahora sí, realizamos algunas compras. Especialmente en ese espectacular Primark de Gran Vía con precios casi imposibles de creer. Sobre las 12:00 H nos acercamos hasta El corte inglés de Callao con el fin de picar algo en su novena planta, en la Gourmet Experience, disfrutando de unas hermosas vistas: Palacio Real, la Almudena, San Francisco el Grande, Teatro Real... Unas ostras, una tabla de quesos y un poco de jamón ibérico ayudaron a calmar el hambre antes de volver al apartamento de nuestra hija. A las 16:00 H Maricarmen, Javi y y Víctor volvimos al Sur, deseando regresar pronto par ver a Ana y, en todo caso, un mesa pasa pronto.


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