jueves, 28 de diciembre de 2017

Rollitos de lomo ibérico (o secreto ibérico)



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Ingredientes: 1 kg de lomo ibérico o secreto ibérico en lonchas finas; tantas lonchas de jamón como lomitos o filetes de secreto tengamos; 3 cebollas; 1 vaso de vino Pedro Ximénez; 1 pastilla de concentrado de caldo; hilo para atar; pimienta molida; aceite de oliva, y sal.  

   - Preparación: Espalmamos los filetes con el rodillo o un martillo de madera, colocándolos de uno en uno sobre una tabla de cocina; sobre cada uno de ellos ponemos una loncha de jamón, enrollamos y bridamos con el hilo. Por otra parte, pelamos y troceamos las cebollas, calentamos un poco de aceite en la olla exprés y doramos un poco los rollitos a temperatura elevada, retirándolos cuando ya estén doraditos. En el mismo aceite, al que añadiremos un poco más, freímos la cebollas picadas a fuego mínimo y cuando están blanditas incorporamos los rollitos, el vino, la sal, la pimienta y la pastilla de concentrado; si observamos que hay poco líquido, añadimos medio vaso de agua, tapamos y contamos 10 o 15 minutos a partir de que la válvula de la olla comience a girar. Retiramos lo rollitos, trituramos la salsa, quitamos los hilos de los rollitos cuando se han enfriado y servimos con la salsa.
     Esta suculenta receta nos la facilitó nuestra amiga Toñi Rivero Olmedo. 
   Algunas curiosidades sobre el cerdo:

Cerdo (Sus scrofa domestica o Sus domesticus). Mamífero artiodáctilo del grupo de los Suidos, que se cría en domesticidad para aprovechar su cuerpo en la alimentación humana.
Fue domesticado hace unos 5.000 años, encontrándose en casi todo el mundo. De él existen cinco subespecies, siendo la Sus scrofa scrofa la más común en nuestro continente y en el África Occidental. La forma silvestre es el  jabalí. El nombre procede de cerda, pelo grueso.
             Es una de las carnes más consumidas en el mundo, pero al mismo tiempo se considera prohibida por algunas religiones, por ejemplo: es considerado treifá en el Judaísmo, o haram bajo las leyes islámicas. Es además una de las más aprovechadas, formando parte de nuestra alimentación una gran gama de productos que proceden del cerdo: jamón, chorizo, bacón, morcilla, tocino, paté, etc. Su carne, muy gustosa, ha estado sometida a profundas controversias sobre su conveniencia, especialmente en lo relativo a sus grasas. No obstante, sobre estas diferencias hay que señalar que la carne de
cerdo contiene ácidos grasos saturados, poco saludables al estar implicados directamente en el aumento de colesterol en sangre, pero también contiene ácidos grasos monoinsaturados (grasa buena) y en proporción superior al resto de carnes. El contenido proteico depende de la especie, edad del animal o la parte de la canal de la que proceda la carne. Además, la carne de cerdo es rica en minerales, vitaminas liposolubles y una cantidad de colesterol que varía, siendo moderada en carne y mayor en vísceras y despojos.
 

Pastel de bacalao y gambas



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Ingredientes: 300 g de bacalao desalado; 200 g de gambas; 1 huevo; 1 cucharada sopera de kétchup; ¼ de una cebolla fresca; un poco de pimienta molida, y sal.
   - Preparación: Pelamos las gambas y con las cáscaras y cabezas hacemos un caldo en el que coceremos un poco el bacalao. Aparte, picamos la cebolla y troceamos las gambas, añadiéndoles el bacalao troceado, el resto de los ingredientes y un poquito del caldo de la cocción. Batimos la mezcla hasta obtener una crema espesa, untando el molde en que vayamos a hacer el pastel con aceite de oliva y vertemos en el mismo el preparado. Metemos al horno previamente calentado a 180 ºC durante unos veinte minutos aproximadamente. Dejamos enfriar y desmoldamos, sirviéndolo con salsa mahonesa y hojitas de lechuga. 
      Esta receta nos la facilitó nuestra amiga Ángela Bascón Lara, en cuya casa nos la dio a probar y nos encantó.
Algunas curiosidades sobre el bacalao:
Bacalao (Gadus morhua). Pez teleósteo, anacanto, de cuerpo simétrico, con tres aletas dorsales y dos anales, y una barbilla en la sínfisis de la mandíbula inferior.
Vive en mares fríos del norte. Por lo general el bacalao es de tamaño pequeño, aunque algunos ejemplares pueden llegar a alcanzar los cien kilogramos de peso con un tamaño de hasta casi dos metros. Se alimenta de peces más pequeños como el arenque. El bacalao puede consumirse fresco o seco. Este último permitió durante siglos a numerosas poblaciones continentales europeas disponer de reservas proteínicas. De hecho, muchos de los viajes de los navegantes ibéricos no habrían sido posibles sin contar con este producto como alimento. También es muy apreciado el aceite que se extrae de su hígado. Su nombre procede del vasco bakailao y este del neerlandés antiguo bakeljauw, variante de kabeljauw.
           
El bacalao es un pescado blanco y, por tanto, posee un bajo contenido graso. Almacena sus reservas de grasa preferentemente en el hígado, empleado para la fabricación de aceite de pescado. Su carne es rica en proteínas de alto valor biológico y además posee una amplia variedad de vitaminas y minerales. Entre las vitaminas destacan las del grupo B.