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Ingredientes: Un paquete
de gelatina de fresa; veinticinco galletas del tipo “María”; una tarrina de
queso de tipo Filadelfia; un yogur de fresa, y dos cucharadas de leche
condensada.
- Preparación: Diluimos la
gelatina en un vaso de agua hirviendo, mezclamos con los restantes
ingredientes, batimos todo bien y metemos al frigorífico, esperando a que
enfríe.
Algunas curiosidades sobre el yogur:
El yogur es una variedad de leche fermentada, que se prepara reduciéndola por evaporación a la mitad de su volumen y sometiéndola después a la acción de un fermento denominado maya. Su nombre proviene del francés yogourt, y este del turco yoğurt.
El yogur es
un alimento apropiado para todas las edades por su valor nutricional. Entre
sus principales virtudes destaca su efecto beneficioso sobre nuestra flora
intestinal. La buena salud está muy relacionada con la buenas digestiones.
También resulta particularmente beneficioso tras la toma de antibióticos. Une a las cualidades nutritivas de la leche, las del queso, con la ventaja de que
sus proteínas son más fáciles de digerir que las de
la leche. Además frente a ambos alimentos es más abundante
en vitaminas del grupo B, producidas por las bacterias añadidas,
que por otra parte, resultan muy útiles al impedir el desarrollo
en nuestro intestino de las bacterias de la putrefacción, ejerciendo
así una eficaz función desintoxicante.
Agradecemos a nuestra amiga Ana María Duque Lara la información y consejos sobre esta receta que, si queremos, podremos adornar con fresas.
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