- Ingredientes: ¾ kg de patatas; salsa de tomate; 4 o 6 huevos; 1 lata de
champiñones laminados; 1 lata pequeña de guisantes al natural; 6 salchichas; 3 lonchas
de jamón; 8 rodajas de chorizo serrano; 1 o 2 dientes de ajo; una pizca de
mantequilla; unas ramitas de perejil, y sal.
- Preparación: En platos de barro
—recomendables— o inoxidables ponemos una base de salsa de tomate; encima las patatas en cuadraditos que habremos
frito previamente; las salchichas pasadas por la sartén y partidas en dos para
cada plato; los champiñones laminados y pasados por la sartén con ajitos; los
guisantes, que repartimos entre todos los platos; el chorizo y el jamón, así
como un huevo en el centro de cada plato con una pizca de sal, una puntita de
mantequilla y una ramita de perejil. Metemos al horno a gratinar y cuando los
huevos estén cuajados estarán listos para servir.
Algunas curiosidades sobre el guisante:
Guisante (Pisum
sativum).
Planta hortense de la familia de las Papilionáceas, con
tallos volubles de 1 a
2 m de
longitud, hojas pecioladas, compuestas de tres pares de hojuelas elípticas,
enteras y ondeadas por el margen, estípulas a menudo convertidas en zarcillos,
flores axilares en racimos colgantes de color blanco, rojo y azulado, y fruto
en vaina casi cilíndrica, con diversas semillas aproximadamente esféricas, de 6 a 8 mm de diámetro. Se han
encontrado restos fosilizados de guisantes en yacimientos arqueológicos del Próximo Oriente
que datan de hace casi 10.000 años. Las especies cultivadas aparecieron poco
después del trigo y
la cebada,
por lo que se supone que ya se cultivaban hacia el VIII milenio a.C. En los
inicios del III milenio a.C. su cultivo se había extendido por Europa y la India, aunque hasta el s.
XVI solo se usaba en grano seco o como forraje. A
partir de ese momento, empezó
a usarse también el grano fresco. Su nombre procede del mozárabe biššáut, y este del latín pisum sapĭdum, guisante sabroso, influenciado
por guisar.
Como todas las leguminosas,
además de ser una buena fuente de proteínas, minerales y fibras,
es beneficioso para la tierra, ya que fija el nitrógeno
en el suelo debido a ciertas bacterias que proliferan en los nódulos de las raíces y producen nitratos.
Se consumen cocidos, guisados y como guarnición.
Algunas curiosidades sobre el nombre de este plato:
Sobre el origen de la denominación de los huevos
al plato, o huevos a la flamenca, plato muy popular en la cocina andaluza,
se discute mucho, atribuyéndose a Sevilla o a algún lugar de Andalucía; aunque
sobre esto hay muchas dudas. También se ha escrito que su origen se halla en la
corte de Madrid, más concretamente en una finca del Real Sitio de Aranjuez llamada “La Flamenca”, donde Carlos IV
los probó durante una cacería, quedando encantado de su sabor.
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