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miércoles, 10 de mayo de 2017

Caracoles



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Ingredientes: 1 kg de caracoles; 3 o 4 puñados de sal; 4 o 5 dientes de ajo; un poco de pimienta negra; un poco de comino; 2 o 3 clavos; un poco de orégano; un poco de tomillo; 1 o 2 guindillas; 1 pastilla de concentrado de caldo; unas ramas de hinojo; un manojo de hierbabuena, y una pizca de sal.

  -   Preparación: Si los caracoles están vivos (mejor si lo están) los colocamos en un recipiente para lavarlos varias veces con agua, que vamos cambiando, con el fin de quitarles toda la baba. Seguidamente los volcamos en el fregadero, ya sin agua, y le añadimos los tres o cuatro puñados de sal; vamos dando vueltas con las manos y los dejamos un rato reposar. A continuación, bajo el grifo y a puñados, terminamos de limpiarlos y los colocamos en la olla donde vayamos a cocinarlos y los cubrimos de agua. Ponemos el fuego a mínimo para que vayan poco a poco saliendo; aparte, en un almirez, echamos los restantes ingredientes salvo la hierbabuena, que majamos y metemos en una muñequilla de trapo bien limpia. Paulatinamente hemos ido aumentando la potencia del fuego hasta que observamos que los caracoles tienen “los cuernos” fuera, espumamos con las ramas de hinojo para que el agua esté limpia y le añadimos la muñequilla que, de vez en cuando, apretaremos a una de las paredes de la cacerola con una espumadera con el fin de que suelte todo su jugo. Cuando haya hervido veinte minutos o una media hora, le echamos el manojo de hierbabuena y estará hirviendo aproximadamente otra media hora. Deliciosos tanto los caracoles como el caldo.
Algunas curiosidades sobre los caracoles:

   
Caracol.
Cada uno de los moluscos testáceos de la clase de los Gasterópodos. De sus muchas especies, algunas de las cuales son comestibles, unas viven en el mar, otras en las aguas dulces y otras son terrestres. Su uso culinario se remonta a la Edad del Bronce (1800 a.C.), siendo los romanos quienes más lo utilizaron llegando a crear lugares para criarlos (cochlearium). Su nombre proviene  de una derivación popular del latín cochleāre.

    De las muchas especies comestibles destacaríamos el caracol común (Helix aspersa) y la cabrilla (Otala punctata). El caracol es un alimento muy saludable dado su bajo aporte de calorías (100 gramos de carne de caracol aportan únicamente 60-80 calorías), destacando su baja composición de grasas, y, por contra, su aportación de proteínas y minerales: calcio, magnesio, manganeso, zinc, yodo, cobre y azufre.



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