- Ingredientes: 100 g de queso gruyere rallado;
½ l de leche; 5 huevos; 3 o 4 claras más; 100 g de mantequilla; 4 cucharadas soperas rasas
de harina; 4 cucharaditas de fécula de patata, y sal a gusto.
-Preparación: Ponemos en un cazo la
mantequilla a derretir, añadiéndole a continuación la harina y la fécula
mientras removemos con un batidor de varillas; seguidamente, agregamos la leche
y esperamos que hierva sin dejar de remover. Cuando comienza el hervor, retiramos
del fuego y añadimos el queso rallado, sin dejar de mover; esperamos que temple
y añadimos las 5 yemas, una a una, salamos y, mientras esperamos, batimos las 5
claras a punto de nieve (que quede muy dura) y, en otro recipiente, batimos las
otras 3 o 4 claras a punto de nieve. Incorporamos las primeras al preparado y
removemos; seguidamente, más lentamente, agregamos las que batimos en segundo
lugar y vertemos en una fuente de horno alta untada de mantequilla. Metemos a
horno precalentado, bajando a horno medio, y solamente por abajo, durante 20
min, cambiando a horno por arriba y por abajo durante 15 min más. Serviremos
inmediatamente para que no baje el suflé.
Algunas curiosidades sobre el huevo:
Huevo. Cuerpo
redondeado, de tamaño y dureza variables, que producen las hembras de las aves
o de otras especies animales, y que contiene el germen del embrión y las
sustancias destinadas a su nutrición durante la incubación. Los huevos de las aves constituyen un alimento
habitual, muy rico en proteínas y de fácil digestión, siendo el componente principal
de múltiples platos dulces y salados, y un complemento imprescindible en muchos
otros. Los más consumidos son los de
gallina, seguidos de los de pato, oca y codorniz. Desde tiempos prehistóricos
ha sido para el ser humano una fuente rica en proteínas. Su nombre procede del
latín ovum.
Fritos, duros, en tortilla, revueltos, escalfados, pasados
por agua o formando parte de guisos; he aquí algunas de las variopintas excelencias
de nuestro protagonista. Es una fuente barata y rica de proteínas,
y en casi todas sus preparaciones son muy digestivos; también son ricos en vitaminas
(aunque carecen de la vitamina C) y en minerales esenciales. No obstante, hay
alguna polémica sobre su contenido en colesterol,
que es alto, y si eso puede producir hipercolesterolemia en quien lo ingiere. Sin
embargo, la yema del huevo es rica
también en fosfolípidos, en especial fosfatidilcolina
o lecitina,
que por esterificación y sustitución detergerían o limpiarían del peligroso
colesterol malo (LDL).
No es un tema que esté claro ni zanjado, como tantos otros en nutrición. La
consideración tradicional de no tomar más de dos huevos al día ni más de diez a la semana, sigue siendo válida.
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