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domingo, 14 de septiembre de 2014

Suflé de queso



  - Ingredientes: 100 g de queso gruyere rallado; ½ l de leche; 5 huevos; 3 o 4 claras más; 100 g de mantequilla; 4 cucharadas soperas rasas de harina; 4 cucharaditas de fécula de patata, y sal a gusto.
  -Preparación: Ponemos en un cazo la mantequilla a derretir, añadiéndole a continuación la harina y la fécula mientras removemos con un batidor de varillas; seguidamente, agregamos la leche y esperamos que hierva sin dejar de remover. Cuando comienza el hervor, retiramos del fuego y añadimos el queso rallado, sin dejar de mover; esperamos que temple y añadimos las 5 yemas, una a una, salamos y, mientras esperamos, batimos las 5 claras a punto de nieve (que quede muy dura) y, en otro recipiente, batimos las otras 3 o 4 claras a punto de nieve. Incorporamos las primeras al preparado y removemos; seguidamente, más lentamente, agregamos las que batimos en segundo lugar y vertemos en una fuente de horno alta untada de mantequilla. Metemos a horno precalentado, bajando a horno medio, y solamente por abajo, durante 20 min, cambiando a horno por arriba y por abajo durante 15 min más. Serviremos inmediatamente para que no baje el suflé.   
Algunas curiosidades sobre el huevo:


    Huevo.  Cuerpo redondeado, de tamaño y dureza variables, que producen las hembras de las aves o de otras especies animales, y que contiene el germen del embrión y las sustancias destinadas a su nutrición durante la incubación. Los huevos de las aves constituyen un alimento habitual, muy rico en proteínas y de fácil digestión, siendo el componente principal de múltiples platos dulces y salados, y un complemento imprescindible en muchos otros. Los más consumidos son los de gallina, seguidos de los de pato, oca y codorniz. Desde tiempos prehistóricos ha sido para el ser humano una fuente rica en proteínas. Su nombre procede del latín ovum.
           
Fritos, duros, en tortilla, revueltos, escalfados, pasados por agua o formando parte de guisos; he aquí algunas de las variopintas excelencias de nuestro protagonista. Es una fuente barata y rica de proteínas, y en casi todas sus preparaciones son muy digestivos; también son ricos en vitaminas (aunque carecen de la vitamina C) y en minerales esenciales. No obstante, hay alguna polémica sobre su contenido en colesterol, que es alto, y si eso puede producir hipercolesterolemia en quien lo ingiere. Sin embargo, la yema del huevo es rica también en fosfolípidos, en especial fosfatidilcolina o lecitina, que por esterificación y sustitución detergerían o limpiarían del peligroso colesterol malo (LDL). No es un tema que esté claro ni zanjado, como tantos otros en nutrición. La consideración tradicional de no tomar más de dos huevos al día ni más de diez a la semana, sigue siendo válida. 



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