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Ingredientes: 300 g de carne de cerdo; 300 g de carne de pechuga de pollo; una caja de placas para canelones (20 aproximadamente); 2 tomates pequeños; 1 cebolla mediana; 3 dientes de ajo; 2 zanahorias pequeñas; 200 ml de vino blanco (un vaso aproximadamente); 2 hojas de laurel; pimienta negra molida; aceite de oliva, y sal. Para la bechamel, un poco de mantequilla (50 g), 1 cucharada de harina; 300 ml de leche, nuez moscada y sal. Un poco de queso rallado nos servirá para gratinar.
- Preparación: En una sartén ponemos un chorreón de aceite y
freímos a fuego lento la carne troceada, retirándola y reservándola. En la misma sartén, freímos la cabolla y el ajo muy picaditos, añadiéndoles las zanahorias bien troceadas, mareándolas hasta que sancochen, y seguidamente añadimos los tomates pelados y troceados. A continuación, agregamos la carne, que habremos picado, las 2 hojas de laurel, mareando un poco, y añadiendo el vino; salpimentamos y esperamos hasta que la carne esté hecha (de 20 a 25 min). Mientras, en agua hirviendo con sal, metemos las placas y esperamos hasta que estén "al dente" (5 o 6 min), las sacamos con una espumadera y las depositamos sobre un paño limpìo de cocina. Vamos rellenando las placas con el preparado, cerrándolas y colocándolas en una fuente de horno; echamos por encima la bechamel y el queso rallado, gratinando al horno y listos.
Esta receta nos la han facilitado nuestros amigos Teresa María Ojeda y Juanma Conde. ¡Exquisita!
Algunas curiosidades sobre el cerdo:
Cerdo (Sus scrofa
domestica o Sus domesticus). Mamífero artiodáctilo del grupo de
los Suidos, que se cría en domesticidad para aprovechar su cuerpo en la
alimentación humana. Fue domesticado hace unos 5.000 años, encontrándose en
casi todo el mundo. De él existen
cinco subespecies, siendo la Sus scrofa scrofa la más común en nuestro
continente y en el África Occidental. La
forma silvestre es el jabalí.
El nombre procede de cerda, pelo
grueso.
Es una de las carnes más consumidas en
el mundo, pero al mismo tiempo se considera prohibida por algunas religiones,
por ejemplo: es considerado trifá en el Judaísmo,
o haram bajo las leyes islámicas. Es además una
de las más aprovechadas, formando parte de nuestra alimentación una gran gama de productos que proceden del cerdo: jamón, chorizo, bacón, morcilla, tocino, paté... Su carne, muy gustosa, ha estado sometida a profundas controversias sobre su conveniencia, especialmente en lo relativo, a sus grasas. No obstante, sobre estas diferencias hay que señalar que la
carne de cerdo contiene ácidos grasos saturados, poco saludables al estar
implicados directamente en el aumento de colesterol en sangre, pero también
contiene ácidos grasos monoinsaturados (grasa buena) y en proporción superior
al resto de carnes. El contenido proteico depende de la especie, edad del animal
o la parte de la canal de la que proceda la carne. Además, la carne de cerdo es rica en minerales, vitaminas
liposolubles y una cantidad de colesterol que varía, siendo moderada en carne y
mayor en vísceras y despojos.
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