- Ingredientes: 5 huevos; 150 g de azúcar; 2 tarrinas de queso mascarpone de 250 g; un paquete de bizcochos del tipo soletilla; un vaso de café; medio vaso de Amaretto di Saronno; 3 láminas de gelatina neutra, y chocolate o cacao en polvo.
- Preparación: Ponemos en agua fría las láminas de gelatina y preparamos una taza de café bien cargado. Aparte, separamos en dos boles las claras de las yemas, montando las primeras a punto de nieve y agrgándoles parte del azúcar. En el otro bol, donde estaban las yemas, echamos el resto del azúcar y el queso mascarpone, batiendo todo bien a mano o con la batidora a velocidad mínima. Seguidamente, escurrimos la gelatina y la disolvemos en un poco de agua muy caliente (como un dedo del fondo de una taza), añadiéndosela a las yemas hasta obtener una masa cremosa y fluida e incorporamos las claras montadas, removiendo a mano con movimientos envolventes. En el molde donde vayamos a hacerlo, colocamos primero una tanda de bizcochos ligeramente mojados en la mezcla del café y el Amaretto, cubriendo con la mitad de la crema que hemos elaborado; volvemos a poner otra tanda de bizcochos remojados y cubrimos con la otra mitad de la crema. Tapamos el recipiente con papel film y metemos al frigorífico. Antes de servir, espolvoreamos con cacao.
Algunas curiosidades sobre el café:
Café (Coffea arabica o Coffea canephora). El café es la semilla del cafeto, como de un centímetro de largo, de color amarillento verdoso, convexsa por una parte y, por la otra, plana y con un surco longitudinal. Los
cafetos son arbustos de las regiones tropicales del género Coffea de la familia de los Rubiáceos. Dos son las especies que se
utilizan para la preparación de la bebida, aunque también se han probado otras
especies del género Coffea sin gran éxito ni difusión. El cafeto es probablemente originario de Etiopía, en la provincia de Kaffa,
pero la cuestión no está resuelta completamente. La leyenda dice que un pastor
de Abisinia (actual Etiopía), llamado Kaldi, observó
el efecto tonificante de unos pequeños frutos rojos de arbusto en las cabras
que lo habían consumido en los montes, efecto comprobado por él mismo al
renovarse sus energías. A partir del S. XII comenzó a consumirse en Arabia,
introduciéndose en Europa y América en el S. XVII. El nombre procede del
italiano caffe, este del turco kahve, y este del árabe clásico qahwah.
Además de ácidos,
hidratos de carbono y minerales, el café es
rico en cafeína. Este alcaloide tiene
un efecto levemente estimulante en la persona que lo consume. Actualmente se
considera que bebiéndolo en las cantidades normales, sin sobrepasar las tres
tazas diarias, no tiene efectos contraproducentes.
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