- Ingredientes: 2 huevos; 1 vaso de leche; 2 vasos de azúcar; 2 vasos de aceite de
girasol; 1 vaso de zumo de naranja; la ralladura de 1 naranja; 2 sobres de levadura; harina la que admita hasta que la masa se pueda trabajar sin que se quede pegada o se deshaga (nosotros hemos utilizado algo más de 1,5 kg); miel, y aceite de freír.
- Preparación:
En un bol batimos los huevos, añadimos el zumo de naranja, la ralladura de
naranja, el vaso de leche, los dos vasos de aceite y los dos de azúcar;
mezclamos bien, agregamos los dos sobres de levadura y vamos añadiendo poco a poco la harina
mientras mezclamos con un amasador hasta que la masa se pueda trabajar sin que
se pegue a los dedos. Seguidamente, hacemos bolitas que estiraremos y le
daremos la forma del rosco; freímos y reservamos. Aparte, en un cazo, ponemos a
calentar miel rebajada con un poco de agua y vamos amelando los roscos fritos. A diferencias de los roscos de naranja, que pasamos finalmente por azúcar, y que duran bastante si los conservamos bien (incluso pueden hasta congelarse), los amelados se han de consumir cuanto antes mejor.
Algunas curiosidades sobre la miel:
Miel. Sustancia
viscosa, amarillenta y muy dulce, que producen las abejas transformando en su
estómago el néctar de las flores, y devolviéndolo por la boca para llenar con
él los panales y que sirva de alimento a las crías. La técnica que
involucra la extracción de miel de los panales de la colmena
es conocida como apicultura. Hay evidencias del uso culinario de la miel en la
Prehistoria como lo demuestran algunas pinturas rupestres, constatándose
también su uso en antiguas culturas como la egipcia que la consideraban como un
producto sagrado. Existen diversos tipos según su origen vegetal. Su nombre
procede del latín mel, mellis.
Con poder de
endulzar dos veces mayor que el azúcar de caña, se usa en la elaboración de
dulces y en el aderezo de algunas carnes. La miel virgen contiene enzimas
que ayudan a su digestión, así como diversas vitaminas y antioxidantes.
Por esto suele recomendarse el consumo de la miel a temperaturas no superiores
a 60 ºC,
pues a mayor temperatura empieza a perder propiedades beneficiosas al
volatilizarse algunos de estos elementos. Debido a su contenido de azúcares
simples, de asimilación rápida, la miel es altamente calórica, por lo que es
útil como fuente de energía. Rica en hierro, calcio, fósforo y vitaminas, tiene
muchas propiedades terapéuticas. Se puede usar externamente debido a sus
propiedades antimicrobianas y antisépticas, ayudando a cicatrizar y a prevenir
infecciones en heridas o quemaduras superficiales. Interiormente, la miel ayuda en las infecciones
respiratorias y en
la digestión de otros alimentos. También es utilizada en
cosmética (cremas, mascarillas de limpieza facial, tónicos, etc.) debido a sus
cualidades astringentes y suavizantes.
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